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Sunday, July 10, 2005

14. Religión y Ciencia

¿Existen cosas más antitéticas? Según la explicación de Frazer la religión es, precisamente, la respuesta a las preguntas que da el hombre antes de “descubrir” la ciencia. No lo se, pero es evidente que son conceptos que no pegan ni con cola, por mucho que el papa de turno pida perdón, con 300 años de retraso, por los que llevó a la hoguera por pensar racionalmente.

Paradigmático en este aspecto es la actitud de la iglesia cristiana, y, sobre todo, la católica. A diferencia de otras, que crecieron en entornos primitivos e intelectualmente pobres, la secta escindida de los judíos se encontró, en cuanto intentó expandirse, ni más ni menos que con los griegos, la cultura más intelectualizada de su época, con cinco siglos de discusión filosófica a cuestas, y que se debían morir de risa con los burdos argumentos de los pobres pescadores de Israel.

Pero tuvieron la suerte de encontrarse con un genio del business, con Pablo de Tarso, una especie de empresario a lo Bill Gates de aquellos tiempos, que fue el que se dio cuenta del potencial de la falacia aquella (perdón, quise decir, que fue el que se cayó del caballo), y que cortó por lo sano una discusión que sabía perdida de antemano. La tautología más fascinante que he escuchado nunca es la de la fe:
- por qué creemos en dios: por la fe
- qué es la fe: un regalo de dios.
Ergo, sólo puedes creer que existe dios si previamente crees en el. Entiendo que ante semejante estulticia los discípulos de Sócrates y Aristóteles se fuese a mondarse de risa a sus casas, y no fastidiasen a aquellos ridículos seres, que siguieron su labor de hormiguita hasta conseguir el poder 300 años más tarde, momento en el que, todo hay que decirlo, se vengaron concienzudamente de los pensadores de la época.

Por si no fuese poco la vergüenza de lucha anticientífica llevada a cabo a lo largo de siglos, para rematar la faena, cuando ya iban viendo que la tenían perdida, tiene la indignidad de crear el “dogma de la infalibilidad de papa”, en 1870 (antesdeayer, como quien dice). Es tan evidente el tema, que no merece la pena insistir mucho, por lo que, para concluir con los católicos, dos perlitas recién cogidas de una página cualquiera de la web (en concreto: usuarios.lycos.es/juaank, página que, además, os aconsejo, como joya también del arte kich (¿se dice así?) tan peculiar en su grupo ideológico).
- Para salvarse es necesario creer y aceptar toda la doctrina de Jesucristo. La auténtica doctrina de Jesucristo, no otra:«Id por todo el mundo - dijo Jesús a sus Apóstoles- y predicad el Evangelio a toda criatura, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. El que creyere y se bautizare, se salvará; el que no creyere, se condenará»(516). Esto supone garantía de que los que transmiten las enseñanzas de Jesucristo no se van a equivocar.
- Dios fallaría si nos obligase a creer una mentira. Si Él nos obliga a creer lo que la Iglesia nos enseña es porque se compromete a que siempre enseñará la verdad: «Yo estaré con vosotros hasta el fin de los siglos»(517).
(el subrayado es mío)

Por citar a otros, diré de “los sometidos a la voluntad de dios” (es decir, los musulmanes) que justifican la “verdad” de su libro en que, según iba hablando su profeta, había diez tíos memorizando hasta la más simplona de sus frases para repetirla con puntos y comas donde hiciera falta; los llaman, creo, hadids, y que aun estaba fresco el cuerpo del difunto, y ya tenían todo el corán escrito al pie de la letra (creo que lo mandó recopilar una de los califas que fue sobrino suyo, cuando todavía estaban vivos, los “memoriones” de la época, y todo quedó por escrito sin ningún tipo de lugar a dudas. Ese proceso es el que argumentan para asegurar que su corán es cierto, a diferencia de los evangelios que escribieron mucho tiempo después de muerto el “interesado”.

No se les puede negar un cierto rigor científico en la fase de “muestreo experimental”, pero yo creo que cualquier pre-investigador de bachillerato podría afirmar que no es suficiente para concluir que ese conjunto de frases más o menos incoherentes provienen directamente de la boca de dios. Y cualquier periodista podría decirnos muchas cosas del juego que puede dar una frase sacada de su contexto. Por lo demás, dado que, como se autodefinen, están “sometidos a la voluntad del señor” no tienen ningún problema es aislar completamente cualquier tipo de lógica mínimamente racional de su interpretación de la vida, y siguen haciendo guerras santas, convencidos de que un buen grupo de huríes se merece eso y más.

La religión judía, por su parte, es algo tan primitivo que ni se plantea que pueda ser científica. Cualquier estudioso de la biblia sabe que, en su fase inicial, es una recopilación de, por lo menos, dos tradiciones orales de los tiempos primitivos. Que cuando, en pleno destierro de Babilonia, un jefecillo local ordena escribirla para tener un argumento para seguir “mandando” sobre su pueblo, y que éste no se disperse en medio de una cultura mucho más avanzada que la de su grupo de ganaderos rurales, los copistas de la época no se molestan en unificar o analizar la lógica de los viejos cuentos para narrar alrededor del fuego. Da igual, no importa que dos sentencias consecutivas se contradigan, no importa que los bisabuelos hayan vivido cientos de años cuando los presentes no pasaban de 30: es palabra de dios. Tampoco parece molestarles el que, en medio de la narración mitológica alguien se tome la aburrida molestia de recopilar todo un código legal adaptado a partir de otros mucho más elaborados y pensados: sigue siendo palabra de dios. Si a continuación se escriben unos hermosos poemas, que los bardos del pueblo aprendieron en su estancia entre los cultos y místicos egipcios… seguirá igualmente siendo palabra de dios. No problem.

Paso de comentar la actitud de las iglesias ante problemas médicos actuales, como la necesidad del uso del preservativo para prevenir el sida, o la importancia del trabajo con células madres para múltiples investigaciones. Día a día nos informa cualquier periódico de la actitud de las iglesias.

Lo que si me llama la atención es como las nuevas iglesias que van apareciendo son, si cabe, todavía más absurdas y anticientíficas. No es que conozca mucho, pero hay cosas curiosísimas, como los testigos de Jehová, que son capaces de dejar morir a un hijo antes de aceptar una transfusión de sangre, por no se que frase tonta escrita hace tres mil años, o la nuevas religiones procedentes de Asia, que nos vuelven con la historia de las reencarnaciones… sin hablar de los que se dedican a realizar suicidios colectivos, a la espera de que venga un extraterrestre con su platillo a recogerlos a todos, para llevárselos a Gamínedes, o más lejos.

En fin, resumiendo: si creemos que los seis mil años de progreso cultural y científico han servido de algo a la humanidad, y que pueden ayudarnos a progresar de forma coherente en este crítico momento… mejor dejamos de lado las religiones.

1 Comments:

Blogger xicalo said...

Una notita para comentar como, a partir del siglo quinto, en un mundo que arrastrado por su pobreza había dejado de la cultura y la (pre)ciencia, ésta queda en manos de la única institución sólida y “con posibles”, que es la iglesia cristiana, la cual guarda (aunque censurada) la herencia cultural de la civilización romana. Era lógico, pues, en ese contexto, que surgiesen “científicos” cristianos empeñados en mezclar razonamiento con ideología. Santo Tomás, por ejemplo, nos demuestra que dios existe con argumentos como el de la primera causa: todo lo que existe ha sido causado por algo, que a su vez fue causado por algo… hasta la primera causa, que es “Dios”. Mil quinientos años antes Zenón de Elea, en clara burla de la escuela pitagórica, había demostrado que Aquiles nunca alcanzaría a una tortuga corriendo. Santo Tomás, utilizando el mismo tipo de razonamiento, llega a la conclusión de que, puesto que Aquiles, es evidente, si que alcanza a la tortura, dios existe. Gracioso si no fuera tan patético.

12:12 AM  

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