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Thursday, July 14, 2005

00. (la primera parte)

Esto es la continuación de un conjunto de reflexiones sobre (ver título) que se iniciaron en:
Los lobos creen en dios, los linces no.

11. La “ética” de las religiones.

En su infinita desvergüenza el cristianismo se atribuye poco menos que la introducción en el mundo de unas normas morales basadas en el amor al prójimo, la solidaridad, la caridad… ¡Increíble! Hace 1700 años que no ha habido una guerra que no haya sido empezada, o, cuanto menos, bendecida por la Iglesia (sin contar con cuantos humanos participarían en una guerra si no les hubiesen educado en la rígidas e inhumanas estructuras jerárquicas de las religiones), y siguen diciendo que son “la religión del amor al prójimo”. Para una vez que el Vaticano se opone a una guerra por “injusta” (hablo de la invasión de Irak, pero ¿alguna no lo es?), son los extremistas cristianos americanos los que refuerzan a un presidente fanático y asesino a lanzar sus bombas, y, no contentos con ello, hacen una inmensa campaña de movilización para conseguir que el paranoico criminal sea elegido de nuevo “gran jefe”…¡a ver si hay suerte, e invade también Siria, Irán, Corea…!, y siguen insistiendo en su amor al prójimo.
Empecé por los cristianos, porque los conozco más, pero estoy aburrido de leer en los periódicos a los musulmanes diciendo que su religión es “la del amor y la caridad” (¿les suena?, la misma monserga) cada vez que algún loco (los llamamos terroristas porque no son presidentes de ningún país) lanza su bomba, tal vez unida al propio cuerpo, en una estación de metro o en un edificio concurrido. Dicen incluso que son una religión de la “libertad”, y se llaman musulmanes que significa “sometidos, sumisos”. Les he oído decir que la mujer es libre y feliz en su cultura… manda huevos.

Desconozco lo que dicen los judíos. Tal vez no sean tan refinados, puesto que es una religión mucho más primitiva, pero seguro que también se atribuyen la paternidad de conceptos similares: solidaridad, fraternidad y cosas así… al tiempo que construyen el muro de la vergüenza para encerrar a los palestinos. Les aconsejo un viajecito por la zona para darse cuenta del nivel de degeneración del concepto de “humanidad” al que puede llegar un pueblo fanatizado por la obediencia a su “Dios”.

Y, ¿se han fijado?, hay una serie de valores éticos vinculados a las relaciones humanas que todos se atribuyen como aportación propia al progreso de la humanidad. Normal, porque al ser la base ideológica de cualquier religión el "absolutismo absoluto" (cada una es la poseedora de la “Verdad”, no lo olvidemos) son incapaces de aceptar que no hay un solo precepto que no hayan copiado de otros, que los conceptos de “amor”, “solidaridad”, “justicia”, etc. aparecen reinsistentemente en cada nueva religión, e incluso, periódicamente, en cada nueva “reforma” interna de las religiones, cosa que ocurre cada cierto tiempo en todas… ¿menos en la judía, tal vez? lo ignoro.

Cuenta Frazer, en “La rama dorada” la genial disputa entre cristianos y mitraístas cuando estos se quejaban de los primeros no sólo copiaban todas sus ideas espirituales, sino hasta los ritos y formas (comunión, incluida), cuando hacía 300 años que los mitraísta predicaban lo mismo. Los cristianos concluyeron que la idea era original de ellos, y que si los otros la predicaban trescientos años antes era porque el “dios de los cristianos” así lo había decidido. Puede resultar fascinante tanta estulticia y falsedad. Pero más lo es que hoy en día siguen diciendo lo mismo: busque en google ambas palabras, y descubrirá joyitas del razonamiento científico y de la honestidad intelectual como la siguiente:

“Por lo demás, en la perspectiva cristiana no resulta en modo alguno preocupante que existan analogías entre el cristianismo y otras religiones (antiguas o modernas). Todo lo que en éstas hay de verdadero y bueno resulta ser una providencial preparación al Evangelio de Jesucristo; lo que en ellas hay de erróneo o malo es resultado de la limitación y el pecado del hombre.”
(Lo escribe Daniel Iglesias Grèzes, en http://www.feyrazon.org/DanMitra.htm, y es sólo un ejemplo)

En honor a la verdad, añadimos: Frazer escribió su libro hace más de 80 años: no podemos por menos que reconocerles a los creyentes una inmensa fidelidad a sus propias cretineces.

Bueno: hoy me estoy pasando. Lo dejo aquí, pero seguiremos con el importante tema de esos curiosos valores morales que, siendo creación genuina de cada religión, son los mismos en todas.

Tuesday, July 12, 2005

12. Una bromita

Bueno, como el anterior ha sido un poco largo (pero, por cierto, no está acabado; volveremos con esos valores éticos), aquí va un chiste que me han mandado y que tiene que ver con el tema

Monday, July 11, 2005

13. Valores morales y nueva ética.

Retomando el tema: hay una serie de valores morales para regular las relaciones entre los seres humanos que, como decíamos, encontramos en todas las religiones (y todas se los atribuyen como propios y originales), y también en todas las reformas sociales, incluidas las modernas, que se caracterizan por decir que “no son religiosas” (como el marxismo, sin ir más lejos).
Ese conjunto de valores solidarios, el amor, la hospitalidad, la justicia, la caridad… los copiaron los musulmanes de los cristianos (o ni siquiera, tal vez de las normas de conducta de las propias tribus árabes), y estos de los judíos, y estos los habían exportado del antiguo Egipto, donde, si hemos de creer a Christian Jacq, el esquema base de su compleja y elaborada estructura social, dirigida por su religión, era precisamente el respeto a dichos valores: a “MAAT”, la regla, la norma: el conjunto de normas éticas que aseguraban la justicia y la igualdad entre los humanos. Aprovecho para destacar, siguiendo también la opinión de este autor, que la religión (y el conjunto de normas sociales) del antiguo Egipto fue probablemente la única gran cultura que no discriminó a las mujeres.
Por supuesto que cualquier reforma o revolución que conozcamos, desde las aparentemente muy religiosas como los albigenses de la edad media, hasta el sindicalismo del siglo XIX utiliza ese conjunto de valores morales como reglas del juego; a veces sólo entre los miembros del grupo, otras como extensibles, al menos potencialmente, a toda la humanidad.
Hasta las ideologías más repugnantes utilizaban ese conjunto de valores como reclamo, aunque, generalmente, única y exclusivamente de aplicación interna: los nazis se llamaban “nacional socialistas”, y englobaban en ese segundo adjetivo los valores de solidaridad y justicia social, que, por supuesto, sólo eran de aplicación entre “arios”, y no para las “subrazas”; pero reconozcamos que en eso no se diferenciaban mucho de los católicos, con los que estaban bastante “compinchados”. Lo mismo reclamaban en España los falangistas, y algún disgusto con Franco les causó.
Para buscar los orígenes recurriré a una broma que solía gasta mi padre. Su sentido de la hospitalidad que yo denominaría (tristemente) antiguo, se resumía en una frase graciosa: “el invitado primero, por villano y ruin que sea”. Y en esa frase, y en la correspondiente forma de actuación ante el prójimo, se resume la aplicación práctica de ese conjunto de valores que representa la solidaridad con el otro, incluso por encima de la opinión personal que podamos tener de él.
Ese conjunto valores que se han reflejado en la hospitalidad tradicional en todos los pueblos primitivos, y de los que luego se han apropiado religiones y teorías sociales, son probablemente el punto de partida que hay que utilizar para la formulación de una nueva ética (de la que hablábamos en el punto 9) en las relaciones humanas, que suprima a los dioses grupales y excluyente, y que, de alguna manera, englobe no sólo al conjunto de seres humanos (¡mujeres, incluidas!), sino a toda la biosfera.
Confío en que alguien retome la idea, yo la dejo ahí.

Sunday, July 10, 2005

14. Religión y Ciencia

¿Existen cosas más antitéticas? Según la explicación de Frazer la religión es, precisamente, la respuesta a las preguntas que da el hombre antes de “descubrir” la ciencia. No lo se, pero es evidente que son conceptos que no pegan ni con cola, por mucho que el papa de turno pida perdón, con 300 años de retraso, por los que llevó a la hoguera por pensar racionalmente.

Paradigmático en este aspecto es la actitud de la iglesia cristiana, y, sobre todo, la católica. A diferencia de otras, que crecieron en entornos primitivos e intelectualmente pobres, la secta escindida de los judíos se encontró, en cuanto intentó expandirse, ni más ni menos que con los griegos, la cultura más intelectualizada de su época, con cinco siglos de discusión filosófica a cuestas, y que se debían morir de risa con los burdos argumentos de los pobres pescadores de Israel.

Pero tuvieron la suerte de encontrarse con un genio del business, con Pablo de Tarso, una especie de empresario a lo Bill Gates de aquellos tiempos, que fue el que se dio cuenta del potencial de la falacia aquella (perdón, quise decir, que fue el que se cayó del caballo), y que cortó por lo sano una discusión que sabía perdida de antemano. La tautología más fascinante que he escuchado nunca es la de la fe:
- por qué creemos en dios: por la fe
- qué es la fe: un regalo de dios.
Ergo, sólo puedes creer que existe dios si previamente crees en el. Entiendo que ante semejante estulticia los discípulos de Sócrates y Aristóteles se fuese a mondarse de risa a sus casas, y no fastidiasen a aquellos ridículos seres, que siguieron su labor de hormiguita hasta conseguir el poder 300 años más tarde, momento en el que, todo hay que decirlo, se vengaron concienzudamente de los pensadores de la época.

Por si no fuese poco la vergüenza de lucha anticientífica llevada a cabo a lo largo de siglos, para rematar la faena, cuando ya iban viendo que la tenían perdida, tiene la indignidad de crear el “dogma de la infalibilidad de papa”, en 1870 (antesdeayer, como quien dice). Es tan evidente el tema, que no merece la pena insistir mucho, por lo que, para concluir con los católicos, dos perlitas recién cogidas de una página cualquiera de la web (en concreto: usuarios.lycos.es/juaank, página que, además, os aconsejo, como joya también del arte kich (¿se dice así?) tan peculiar en su grupo ideológico).
- Para salvarse es necesario creer y aceptar toda la doctrina de Jesucristo. La auténtica doctrina de Jesucristo, no otra:«Id por todo el mundo - dijo Jesús a sus Apóstoles- y predicad el Evangelio a toda criatura, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. El que creyere y se bautizare, se salvará; el que no creyere, se condenará»(516). Esto supone garantía de que los que transmiten las enseñanzas de Jesucristo no se van a equivocar.
- Dios fallaría si nos obligase a creer una mentira. Si Él nos obliga a creer lo que la Iglesia nos enseña es porque se compromete a que siempre enseñará la verdad: «Yo estaré con vosotros hasta el fin de los siglos»(517).
(el subrayado es mío)

Por citar a otros, diré de “los sometidos a la voluntad de dios” (es decir, los musulmanes) que justifican la “verdad” de su libro en que, según iba hablando su profeta, había diez tíos memorizando hasta la más simplona de sus frases para repetirla con puntos y comas donde hiciera falta; los llaman, creo, hadids, y que aun estaba fresco el cuerpo del difunto, y ya tenían todo el corán escrito al pie de la letra (creo que lo mandó recopilar una de los califas que fue sobrino suyo, cuando todavía estaban vivos, los “memoriones” de la época, y todo quedó por escrito sin ningún tipo de lugar a dudas. Ese proceso es el que argumentan para asegurar que su corán es cierto, a diferencia de los evangelios que escribieron mucho tiempo después de muerto el “interesado”.

No se les puede negar un cierto rigor científico en la fase de “muestreo experimental”, pero yo creo que cualquier pre-investigador de bachillerato podría afirmar que no es suficiente para concluir que ese conjunto de frases más o menos incoherentes provienen directamente de la boca de dios. Y cualquier periodista podría decirnos muchas cosas del juego que puede dar una frase sacada de su contexto. Por lo demás, dado que, como se autodefinen, están “sometidos a la voluntad del señor” no tienen ningún problema es aislar completamente cualquier tipo de lógica mínimamente racional de su interpretación de la vida, y siguen haciendo guerras santas, convencidos de que un buen grupo de huríes se merece eso y más.

La religión judía, por su parte, es algo tan primitivo que ni se plantea que pueda ser científica. Cualquier estudioso de la biblia sabe que, en su fase inicial, es una recopilación de, por lo menos, dos tradiciones orales de los tiempos primitivos. Que cuando, en pleno destierro de Babilonia, un jefecillo local ordena escribirla para tener un argumento para seguir “mandando” sobre su pueblo, y que éste no se disperse en medio de una cultura mucho más avanzada que la de su grupo de ganaderos rurales, los copistas de la época no se molestan en unificar o analizar la lógica de los viejos cuentos para narrar alrededor del fuego. Da igual, no importa que dos sentencias consecutivas se contradigan, no importa que los bisabuelos hayan vivido cientos de años cuando los presentes no pasaban de 30: es palabra de dios. Tampoco parece molestarles el que, en medio de la narración mitológica alguien se tome la aburrida molestia de recopilar todo un código legal adaptado a partir de otros mucho más elaborados y pensados: sigue siendo palabra de dios. Si a continuación se escriben unos hermosos poemas, que los bardos del pueblo aprendieron en su estancia entre los cultos y místicos egipcios… seguirá igualmente siendo palabra de dios. No problem.

Paso de comentar la actitud de las iglesias ante problemas médicos actuales, como la necesidad del uso del preservativo para prevenir el sida, o la importancia del trabajo con células madres para múltiples investigaciones. Día a día nos informa cualquier periódico de la actitud de las iglesias.

Lo que si me llama la atención es como las nuevas iglesias que van apareciendo son, si cabe, todavía más absurdas y anticientíficas. No es que conozca mucho, pero hay cosas curiosísimas, como los testigos de Jehová, que son capaces de dejar morir a un hijo antes de aceptar una transfusión de sangre, por no se que frase tonta escrita hace tres mil años, o la nuevas religiones procedentes de Asia, que nos vuelven con la historia de las reencarnaciones… sin hablar de los que se dedican a realizar suicidios colectivos, a la espera de que venga un extraterrestre con su platillo a recogerlos a todos, para llevárselos a Gamínedes, o más lejos.

En fin, resumiendo: si creemos que los seis mil años de progreso cultural y científico han servido de algo a la humanidad, y que pueden ayudarnos a progresar de forma coherente en este crítico momento… mejor dejamos de lado las religiones.